Autor: Eurocarne
Intentar clarificar la relación del consumo de carne roja con una mayor inflamación, identificando si algún metabolito asociado con la ingesta de carne roja está también asociado con la inflación, era el principal objetivo de una investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition y que concluye que no ha hallado relación entre el consumo de carne roja y la inflamación.
El estudio ha sido dirigido por el doctor Alexis Wood, profesor asociado de pediatría y nutrición en el Centro de Investigación de Nutrición Infantil USDA/ARS del Baylor College of Medicine y el Texas Children’s Hospital (Estados Unidos) y su principal conclusión es que sus análisis “no pudieron respaldar una relación entre la carne roja procesada o no procesada y la inflamación, más allá de cualquier factor de confusión relacionado con el índice de masa corporal (IMC).
En cierto modo esta conclusión viene a desmentir una de las razones para recomendar que se minimice el consumo de carne roja, basada en que las personas con enfermedades cardiovasculares (ECV) a menudo informan consumir mayores cantidades de carne roja, según cita el estudio.
El objetivo general de los análisis actuales fue obtener información sobre la asociación de la carne roja con la inflamación. Utilizando datos de una muestra grande y multiétnica de adultos mayores estadounidenses que participaron en el Estudio Multiétnico de Aterosclerosis (MESA), se buscó:
La muestra analítica tenía una edad media de 63,0 ± 10,3 años y estaba dividida casi por igual entre géneros (52,84 % mujeres). Un total de 39,6 % declaró su ascendencia como blanca, 12,7 % como china, 25,8 % como afroamericana y 21,9 % como hispana.
Resultados
El patrón de resultados difirió según se incluyera o no el IMC como covariable. Cuando los modelos no se ajustaron al IMC, se encontró que la ingesta de carne roja no procesada se asoció positivamente con la PCR e inversamente con la glutamina y la histidina, 2 aminoácidos con propiedades antiinflamatorias establecidas, que se asociaron inversamente con varios marcadores de inflamación en la población.
Cuando los modelos controlaron el IMC, no se observó una asociación significativa entre la carne roja no procesada y la PCR, ni la asociación inversa entre la carne roja no procesada y la histidina. En estos análisis ajustados por el IMC, las asociaciones que siguieron siendo significativas fueron la asociación inversa entre la carne roja no procesada y la glutamina y la asociación inversa entre la glutamina y la PCR.
La falta de asociación entre la carne roja no procesada y la PCR cuando se controla el IMC, más la observación de que la carne roja no procesada representaba <1% de la variación en la glutamina, indicó que estos análisis no respaldaban el papel de la ingesta de carne roja en la inflamación.
El informe concluye que “los análisis actuales no proporcionaron evidencia de que la ingesta de carne roja esté asociada con marcadores de inflamación independientemente del IMC. Las investigaciones futuras sobre esta relación pueden mejorarse al incluir marcadores metabolómicos de la ingesta de carne roja, ya que estos pueden subsumir efectos etiológicos agregados y/o explicar las respuestas metabólicas de los individuos a su ingesta de carne roja”.
En resumen, “nuestras conclusiones preliminares a partir de estos datos son que la carne roja no se asocia con inflamación cuando se controla el IMC. Sin embargo, la glutamina es un metabolito antiinflamatorio que se asocia con la ingesta de carnes rojas cuando se controla el IMC; también muestra asociaciones con una PCR más baja cuando se controla el IMC”.