AUTOR – MVZ. Roberto Martínez Gamba, Académico del Departamento de Medicina y Zootecnia de Cerdos FMVZ UNAM
Los alojamientos representan el primer paso hacia una buena producción porcina, ya que para obtener animales bien desarrollados, sanos y cuya carne sea inocua, deben estar cómodos y en condiciones ambientales propias para ellos.
Los cerdos son animales susceptibles a las condiciones en las que son alojados, especialmente a la temperatura ambiente, humedad relativa y corrientes de aire. Si las condiciones ambientales en una granja no son las óptimas, se va a modificar la conducta de los cerdos, lo que afecta negativamente al crecimiento, la reproducción y la producción de leche de las cerdas.
Por lo tanto, las granjas de cerdos se planean y diseñan cuidadosamente para evitar dichas problemáticas. Para eso se consideran todos y cada uno de los factores ambientales que influyen sobre la producción y salud, se tienen en cuenta las necesidades ambientales en base a las estaciones y condiciones climáticas externas a la granja, y, lo más importante es que se consideran los factores ambientales que varían según la edad, el peso y el estado fisiológico.
Los animales de más de 40 kg de peso son susceptibles a las altas temperaturas y la elevada humedad ambiental; para estos, se trata de mantener una temperatura inferior a los 22 grados centígrados y una humedad de entre 50 y 70%. Para eso sus alojamientos deben estar bien ventilados y se trata de que sus corrales no estén expuestos a los rayos del sol directamente, para lo que sus casetas se orientan en dirección este – oeste. En regiones calurosas y épocas del año donde la temperatura es elevada se llegan a emplear ventiladores para disminuirla.
Por otro lado, los cerdos más jóvenes, con menos de siete semanas de vida, son susceptibles a las bajas temperaturas (menos de 20 grados) y especialmente a cambios de temperatura de seis grados en tres horas, por lo que se evitan corrientes de aire y humedad arriba del 80%. Los lechones lactantes necesitan temperaturas ambiente de alrededor de 28-30 grados las primeras tres o cuatro semanas de vida, por lo que se emplean fuentes de calor suplementario como focos de calor colocados a 40 cm de altura o calefactores de gas.
Los esfuerzos que hacen las granjas tecnificadas con respecto a los alojamientos, satisfacen necesidades básicas de higiene, economía y funcionalidad para obtener productos de la mejor calidad e inocuidad.
Referencia: Martínez GRG. 2015 ‘Opciones para el diseño de alojamientos en porcicultura a pequeña escala’. En: Martínez-Gamba y Herradora-Lozano editores. Alternativas para la producción porcina a pequeña escala. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, UNAM. Ciudad de México, México. 7: 139-162.