Redacción: Mtro. Hugo Valadez
Jueves 04 de febrero de 2021
En la actualidad, los tumores del tracto digestivo se han transformado en la principal causa de mortalidad por cáncer en todo el mundo. Es así como, de los 10 millones de cánceres diagnosticados el año 2000, aproximadamente 2.3 millones fueron cánceres de la orofaringe, esófago, estómago y colorrectales.
Datos epidemiológicos han revelado que el riesgo de desarrollar un tumor maligno presenta una gran variación entre poblaciones lo que estaría determinado en gran medida por factores ambientales y sería independiente de los factores genéticos poblacionales. Diversos estudios han demostrado la importancia de la nutrición en el desarrollo de cáncer, estimándose que hasta un 40% de los tumores podría ser prevenido a través de la mantención de una dieta adecuada y otros estilos de vida saludables.
ROL DE LA NUTRICIÓN EN EL ORIGEN Y PREVENCIÓN DEL CÁNCER
En 1997, el American Institute for Cancer Research y la World Cancer Research Fund concluyeron que entre 30 – 40% de los cánceres pueden ser prevenidos a través de una alimentación y actividad física adecuada y la mantención de un peso corporal apropiado.
Existen en la literatura numerosos estudios que relacionan los factores nutricionales con el desarrollo y la prevención del cáncer. Los resultados son contradictorios, siendo difícil identificar los efectos que se producen al consumir los alimentos juntos, lo que dificulta el obtener conclusiones sobre el papel de la dieta habitual en la etiología, progresión y prevención del cáncer. Tal como concluye Key et al: “Los alimentos son una combinación de cientos de productos químicos, por lo que la individualización puede ser difícil o imposible”.
A continuación, se analizan los aspectos de la dieta en relación con los cánceres:
ÁCIDOS GRASOS
La ingesta de grasa se ha relacionado estadísticamente con la mortalidad por cáncer gastrointestinal, específicamente por cáncer colorectal. Distintos estudios se han focalizado en la relación entre el riesgo de cáncer, el total de grasa y ácidos grasos saturados de la dieta, pero recientemente ha aumentado la atención en el consumo de ácidos grasos insaturados.
Sin embargo, los resultados de los estudios experimentales y poblacionales son contradictorios, no observándose un aumento significativo en el desarrollo de tumores con dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados.
CARBOHIDRATOS
Se ha planteado que una alteración severa en el metabolismo de la glucosa, y el consumo elevado de alimentos que producen hiperinsulinismo, como los azúcares refinados, son un factor de riesgo para el desarrollo de cánceres de distintas localizaciones.
Los carbohidratos con un alto índice glicémico se asocian con una glicemia e insulinemia posprandial elevadas, y una elevación de la insulinemia (incapacidad del organismo de metabolizar la insulina) en ayunas, lo que se ha relacionado con un aumento del riesgo de cáncer.
Otros estudios han mostrado una asociación entre los niveles elevados de hemoglobina glicosilada en pacientes diabéticos y el aumento en el riesgo de cáncer colorectal.
FIBRA DIETÉTICA
Desde hace varios años se ha asociado el consumo de fibra con la disminución de la incidencia de cáncer, principalmente colorectal. Un estudio reciente que involucró 10 países europeos demostró una reducción del 25% en el riesgo de desarrollar cáncer colorectal asociado a un alto consumo de fibra.
PROTEÍNAS (CARNES ROJAS)
Muchos estudios epidemiológicos no han mostrado asociación entre una dieta rica en proteínas y el riesgo de cáncer. Sin embargo, se ha relacionado el alto consumo de carnes rojas y carnes procesadas con el desarrollo de cáncer, principalmente de colon y recto.
Es importante tener en cuenta que existe un estereotipo social para quien tiene una dieta rica en carnes rojas, se suele pensar que quien basa su alimentación en carne roja tiene un bajo consumo de frutas y vegetales y lleva un estilo de vida no saludable, lo que contribuye a la explicación de las asociaciones observadas en los distintos estudios.
Actualmente no existe evidencia científica que demuestre una relación directa entre el cáncer y la carne.
FRUTAS Y VEGETALES
Existe una gran cantidad de evidencias que relacionan un alto consumo de frutas y verduras con una reducción de distintos orígenes del cáncer, especialmente cánceres epiteliales del tubo digestivo. El consumo de frutas y verduras otorgaría protección contra el cáncer a través del aporte de componentes anticarcinogénicos, tales como antioxidantes, ácido fólico, flavonoides e inhibidores de las proteasas.
Por otro lado, algunos productos como la papa y algunos jugos de fruta pueden actuar aumentando el riesgo de cáncer, principalmente por su alto índice glicémico y el impacto en el aumento de la secreción de insulina. Los productos derivados de la papa contienen altos niveles de acrilamida, sustancia que se forma durante la cocción a altas temperaturas, que se ha asociado al aumento del desarrollo de cáncer y a la producción de mutaciones heredables en animales.
Aunque existe la percepción mayoritariamente aceptada, que el alto consumo de frutas y verduras previenen el cáncer colorectal, la razón de esta controversia reside probablemente en que dietas ricas en frutas y verduras se perciben o asocian con la presencia de estilos de vida más saludables, con dietas más balanceadas, menor consumo de carnes rojas, menor presencia de tabaquismo y mayor actividad física, sin embargo no se ha llevado a cabo estudios suficientes que analicen el efecto del consumo de frutas y verduras por sí solo.
Mientras que estudios epidemiológicos apoyan el efecto beneficioso del consumo de frutas y verduras sobre el desarrollo del cáncer, no es posible corroborar estos datos con hallazgos de estudios, en los cuales las conclusiones apuntan a la inexistencia de esta relación, especialmente con el cáncer de colon y recto.
SUPLEMENTOS NUTRICIONALES
Se ha planteado que el uso diario y habitual de suplementos de compuestos antioxidantes jugarían un papel importante en la prevención principalmente del cáncer de colon, sin que exista evidencia que apoye esta hipótesis.
Un metaanálisis reciente que involucró 14 estudios publicados hasta el año 2003, comparó el uso de suplementos antioxidantes con placebo en la prevención del cáncer gastrointestinal.
El estudio concluyó que no existe evidencia suficiente para recomendar el uso de suplementos antioxidantes en la prevención del cáncer gastrointestinal, incluso observó un aumento en la mortalidad general.
CONCLUSIÓN
Evidencias científicas han demostrado que el cáncer es una enfermedad compleja y multifactorial y que ningún alimento por sí solo causa o cura el cáncer. Una actividad física regular y el mantenimiento de un peso corporal saludable, junto a una dieta equilibrada, reducirán considerablemente el riesgo de contraer cáncer
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Fuente:
Revista Chilena de Nutrición. Consultado el 03 de febrero de 2021 de: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182006000100001