Invitado: Gerencia de Sustentabilidad de la
Asociación Mexicana de Productores de Carne AMEG
Debido al cambio climático y a sus alarmantes consecuencias, diversas organizaciones han realizado estudios con el objetivo de encontrar el verdadero papel de la actividad ganadera en el deterioro del planeta, ya que desde hace muchos años se ha catalogado a la ganadería como una de las principales fuentes contaminantes debido a diversas publicaciones que afirman a la ganadería como una de las principales fuentes de dióxido de carbono (proveniente del cambio de uso de suelo, la producción de forrajes, el manejo de pastos, energía y transporte), metano (emitido por la fermentación entérica de los rumiantes) y óxido nitroso (producido en los estiércol y fertilizantes). Un claro ejemplo es “La larga sombra del ganado: problemas ambientales y opciones”, publicado por la FAO en 2006, en donde señala que el sector ganadero produce igual o incluso más gases de efecto invernadero que el sector de transporte; pero según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, la producción real de la agricultura y la ganadería representa tan sólo un 9% de las emisiones totales.
Durante el 2010 varios investigadores argumentaron que los parámetros empleados para éste estudio fueron erróneos, ya que para el ganado, se tomó en cuenta la elaboración de fertilizantes, conversión de bosques a pastos, cultivo y emisiones de los animales (eructos y deposiciones desde su nacimiento hasta su muerte), mientras que para el transporte, sólo se consideró la emisión de coches, camiones, trenes y aviones sin tomar en cuenta la elaboración de materiales y piezas, ensamblaje, mantenimiento de carreteras, puentes, aeropuertos, etc. La FAO reconoció su error, pero ya se había hecho mucha difusión de los resultados (Manzano Baena P. 2019).
¿Cuáles son los beneficios de la ganadería?
Además de ser una actividad estratégica que evita la pobreza, apoya al mantenimiento de las funciones clave de los ecosistemas al reciclar los nutrientes, conservando la fertilidad del suelo, mantener la biodiversidad de la región al dispersar semillas, además de producir alimentos de alta calidad y valor nutricional. (Manzano Baena P. 2019).
Gracias a los avances genéticos, tecnológicos y de gestión del sector agropecuario durante los últimos 70 años, se ha logrado que la producción ganadera sea más eficiente. Según la FAO las emisiones de los gases de efecto invernadero han disminuido un 11.3% desde 1961 mientras que la producción de carne se ha multiplicado por más de 2 (Mitloehner F,M. 2018).
Si todos los países dejaran de practicar la ganadería y sólo se enfocaran en la agricultura, lograrían disminuir un pequeño porcentaje de emisiones de gases, pero sería más difícil alcanzar los objetivos nutricionales básicos (Manzano Baena P. 2019).
Varios críticos señalan que, si únicamente se cultivaran plantas para consumo humano, se podría producir mayor cantidad de alimento y de calorías por persona, sin embargo, sólo se lograría disminuir un pequeño porcentaje de sus emisiones y para los humanos no es viable tener una dieta compuesta solamente con este tipo de ingredientes por su deficiencia en macro y micronutrientes fundamentales para la salud (Manzano Baena P. 2019).
La proyección del crecimiento poblacional a nivel mundial se sitúa en 9 800 millones de personas para el año 2050. ¿Cómo alimentar a una cantidad tan desorbitada de habitantes?, sin duda será un gran desafío. Los nutrientes por ración de la carne superan a los de las opciones vegetarianas y los rumiantes crecen gracias a alimentos que no son comestibles para los seres humanos, debido a que consumen plantas cuya energía reside principalmente en la celulosa, que no es digerible para nosotros ni para muchos otros mamíferos a excepción de los rumiantes, que gracias a su anatomía, pueden digerir y aprovechar la energía que contiene. (Mitloehner F,M. 2018).
La verdadera huella hídrica de la ganadería
Cómo menciona Katya R. en su artículo “La huella hídrica de la ganadería industrial”, asociaciones como “Greenpeace” e “IGUALDAD animal México”, argumentan que la ganadería utiliza aproximadamente 15,000 litros de agua para producir 1 kg de carne de res, mientras que para producir 1 kg de trigo se necesitan 1,300 litros o 1,700 litros para 1kg de zanahorias (Katya R. 2023).
La realidad es que, dichos estudios emplean una métrica errónea e inadecuada. El doctor Pablo Manzano afirma que dicha cantidad de agua solamente aplica para los sistemas extensivos, ya que el 85% de los 15,000 litros mencionados, provienen principalmente de agua verde (agua procedente de la lluvia). Esta huella hídrica no distingue lugar de producción y no permite entender si hay competencia con el consumo humano, dado que, no es lo mismo tener una producción de ganado en el trópico, a tenerla en una zona árida.
Si bien, la ganadería extensiva tiene una “Huella hídrica alta”, no tiene ningún impacto por que la mayor parte consiste en agua de lluvia. (Muñóz Rico A, del Prado A, Manzano Baena P. 2020).
Referencias