Nora Bazán
Enero del 2021
Finalmente el 2020 se ha ido, un año caracterizado por la inestabilidad, la incertidumbre y el declive económico. El PIB, los niveles de empleo, el consumo y la actividad económica en general se vieron afectados. Múltiples sectores fueron los que sufrieron los estragos de la pandemia, incluida la industria alimentaria. Sin embargo, en el caso particular de la industria cárnica el panorama no fue del todo gris.
Podemos analizar su comportamiento en dos balances distintos, por un lado tenemos al consumo y la producción, y por otro al comercio exterior, compuesto por las importaciones y exportaciones. En el primer caso, el consumo de carne resintió ligeramente la pérdida de poder adquisitivo de las familias pues cayó -0.02% en comparación con el año pasado. De los 8.8 millones de toneladas que demandó México, la planta productiva nacional logró abastecer el 83%, 2 puntos porcentuales más que en 2019, y fue la participación más alta registrada en los últimos 10 años. Dicha producción contabilizó 7.3 millones de toneladas de cárnicos y aunque perdió dinamismo, pues su crecimiento cayó a tasas que no se reportaban desde 2015, logró incrementar un 2.9%.
Si profundizamos en cada subsector, podemos encontrar que en el caso de la producción, tanto el pollo como el cerdo desaceleraron su crecimiento, pues sus tasas fueron inferiores comparadas con años anteriores, no obstante, los tres subsectores cerraron el año con crecimientos. Liderados por el cerdo, con 1.6 millones de toneladas alcanzó un incremento del 3.1%. El pollo logró una tasa de 2.9% y 3.6 millones de toneladas, y en el caso de los bovinos, el volumen de producción sumó más de 2 millones de toneladas de carne que se tradujo en un crecimiento de 2.6% comparado con 2019.
Sin embargo, para el consumo la situación fue diferente, únicamente la demanda del pollo aumentó (1.6%) mientras que la del bovino y el cerdo decreció en -0.2% y -2.7% respetivamente.
En cuanto al comercio exterior, las importaciones de cárnicos se redujeron en -46%, y las exportaciones subieron 0.5% con relación al año pasado. Para el subsector bovino, se importaron 166 mil toneladas y se exportaron 299 mil con un valor de 1,671 millones de dólares, teniendo como principal destino EUA. En el subsector porcícola, pese a que las importaciones superaron el millón de toneladas, la cantidad fue inferior a la de 2019 en -3%. En contraposición, las exportaciones se dispararon hasta las 269 mil toneladas siendo superiores en 47% a las del año pasado, y cuyos principales compradores fueron Japón y China.
Por último, aunque en el caso del pollo las exportaciones son prácticamente inexistentes, las importaciones lograron reducirse en -4%.
Con este panorama llega a su fin un año turbulento en el que la industria de la carne ha logrado subsistir con ayuda del comercio exterior, que ha compensado las caídas en el consumo y le brinda un área de oportunidad a la producción de carne mexicana, encontrando una salida en los mercados internacionales. Veamos qué le depara el 2021 para este importante sector productivo.
Obtén toda esta información y más en el Boletín Estadístico Mensual de COMECARNE.
.
Fuente: SIAP y Aduanas-SAT.