Los metaanálisis no consideran a los productos cárnicos como causa de cáncer o enfermedades cardiovasculares. – Consejo Mexicano de la Carne
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Los metaanálisis no consideran a los productos cárnicos como causa de cáncer o enfermedades cardiovasculares.

Redacción: Mtro. Hugo Valadez

Mucho hemos escuchado sobre la supuesta relación que puede haber entre el consumo de carne y el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, pero ¿sabías que los aportes nutricionales de los productos cárnicos pueden cuidar de tu salud? En base a estudios científicos te platico cuales son los beneficios de los productos cárnicos en la dieta y desmentiremos algunas teorías relacionadas al cáncer. 

En el año 2011 el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer declararon que había evidencia de una relación causal respecto al cáncer de colon y el consumo de carne (World Cancer Research Fund & American Institute for Cancer Research, 2011), lo anterior causó mucha controversia provocando la revisión de dichos estudios que tuvo como resultado el hallazgo de inconsistencias. Además, en el informe se indicaba que los estudios tenían poca información sobre otros factores a considerar que pueden incidir para la aparición de esta enfermedad.

Por lo anterior y dado que no hay evidencia suficiente para demostrar que existe una relación del consumo de carne con el cáncer de colon es importante tener claro los beneficios de la carne como un alimento popular rico en proteínas y nutrientes, que se puede incorporar en planes alimenticios recomendados que favorecen un buen estado de salud. Lo anterior ha sido demostrado en diferentes estudios comprobables.

Carne roja y carne blanca

La definición de carne roja frente a carne blanca no es universal, pero la carne de res, cerdo, cordero y ternera se clasifican generalmente como carne roja. La carne de res es la carne roja predominada consumida en varias naciones desarrolladas. Si bien ha habido un cambio hacia el aumento del consumo de aves de corral en los EE. UU., la carne roja sigue ocupando una mayor preferencia de los consumidores carne, sin embargo, se prevé que esto pueda cambiar en los próximos años.

Las preferencias de los consumidores por los cortes más magros de carne, impulsado por las nuevas tendencias alimenticias de las últimas décadas, ha dado lugar a cambios en la producción de carne que producen carnes con un 80% menos de grasa externa.

Sin embargo, a pesar de que hoy en día existe una mayor disponibilidad cortes magros (carnes con alto contenido en proteínas y muy baja cantidad de grasa), sigue habiendo una concepción errónea entre los consumidores y algunos profesionales de la nutrición. Situación que es contraria entre los consumidores europeos donde los aportes de la carne roja en una dieta equilibrada son más reconocidos entre los consumidores.

La versatilidad de la carne roja como plato principal o un ingrediente en las recetas, junto con la amplia variedad de tipos de carne roja disponibles aumenta la facilidad con la que las personas que siguen diferentes planes alimenticios incluyan actualmente esta proteína (recomendada por las organizaciones de salud) en su dieta. Los estudios han demostrado que las personas que intentan seguir una dieta basada en plantas obtienen muy buenos resultados al incorporar proteína cárnica en su dieta, algo de lo que ya hemos hablado en artículos anteriores donde demostramos con evidencia científica esto. Además, existen estudios donde se ha comprobado a través de ensayos clínicos que la carne roja ayuda en el tratamiento de sujetos con hipercolesterolemia leve a moderada. En uno de estos estudios se comprobó que quienes consumen carne roja en su dieta lograban cubrir de manera más consistente sus objetivos semanales de proteína que consumiendo carne blanca (pescado o ave).

Carne roja y la salud cardiovascular

La raíz de la mayoría de las restricciones propuestas para el consumo de carne roja proviene que se ve a la carne roja como fuente de ácidos grasos saturados y se ha creído que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas. Siendo que en un metaanálisis (estudio basado en la integración estructurada y sistemática de la información obtenida en diferentes ensayos clínicos sobre un problema determinado) demostró que el riesgo relativo de enfermedad coronaria relacionado a los ácidos grasos saturados era de tan solo el 1.03%

Por lo anterior, se ha expuesto que la evidencia generada que relaciona los ácidos grasos saturados y las enfermedades cardíacas son incoherentes, lo que hace dudar de la eficacia de los métodos utilizados y por lo tanto cuestiona las recomendaciones dietéticas.

Un examen de la orientación dietética basada en la evidencia sugirió que en los estudios a menudo se han excluido pruebas válidas e ignorado las variables clave de los resultados al examinar la asociación entre la ingesta de ácidos grasos saturados y las enfermedades cardiovasculares, de modo que muchas conclusiones y recomendaciones actuales no reflejan todo el contenido de las pruebas disponibles.

En otro examen reciente se explicaban las limitaciones de los datos observacionales y se argumentaba que las recomendaciones dietéticas no debían ser apoyadas únicamente, o principalmente, por los datos de los posibles estudios cohortes (tipo de investigación observacional y analítica; prospectiva o retrospectiva).

Por lo anterior, podemos decir que la relación entre los ácidos grasos saturados y las enfermedades cardiovasculares no dependen exclusivamente de un tipo de alimento en específico, sino de la suma total de los componentes en la dieta de una persona. Así que no podemos atribuir una enfermedad específica a un tipo de alimento específico. Además, investigaciones sugieren que la ingesta de ácidos transfatitos, dietas con un alto índice glucémico y la sal dietética pueden ser factores de mayor riesgo para las enfermedades del corazón que los ácidos grasos saturados obtenidos a través de los cárnicos. Los resultados de un análisis reciente de estudios sugirieron que, cuando se comparaba calorías por calorías, había un riesgo relativo significativamente mayor de enfermedad coronaria con la ingesta de carbohidratos que los ácidos grasos saturados. Con respecto a otros efectos de la salud cardiovascular, la evidencia de ensayos clínicos apoya la conclusión de que la carne no afectan negativamente la presión de la sangre e incluso pueden mejorar la presión arterial y la reactividad vascular al reemplazar los carbohidratos refinados.

Planes alimenticios recomendados

El estudio BOLD estratificó la incorporación exitosa de carne en la dieta DASH, sin efectos adversos sobre los lípidos de la sangre. Del mismo modo, en otro estudio se incorporó con éxito carne a una dieta consistente con el patrón de alimentos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). También se ha demostrado que la carne es eficaz para reducir los niveles totales de Colesterol y de colesterol malo (LDL-C) cuando se incorpora en la dieta.

Los planes alimenticios a base de plantas que desalientan el consumo de carnes, productos lácteos y huevos, son la tendencia actual de muchas recomendaciones dietéticas, sin embargo, cabe destacar que incluso en las dietas a base de plantas, la carne contribuye sustancialmente a la ingesta diaria de proteínas, manteniendo los beneficios generales para la salud.

En lugar de restringir o eliminar severamente la carne de las dietas, el mensaje debe ser seleccionar cortes magros de carne y se debe fomentar una amplia variedad de alimentos ricos en nutrientes.

Proteínas y peso corporal saludable 

Las proteínas y los aminoácidos son utilizados por el cuerpo durante el crecimiento y el desarrollo para repararse y mantenerse a sí mismo. Un área de investigación en expansión es la capacidad de proteína de alta calidad para promover la pérdida de peso y/o prevenir el aumento de peso o recuperarlo en adultos, reducir la grasa corporal, entre otras.

Las dietas de pérdida de peso que contienen mayores cantidades de proteína han demostrado ser más eficaces en comparación con las dietas de proteína estándar.

Hay varios mecanismos por los cuales el aumento de la ingesta de proteínas puede conducir a la pérdida de peso y cambios en la composición corporal. Un factor clave en la eficacia de las comidas/dietas de proteínas más altas para disminuir el peso corporal es la mejora en el control del apetito y la saciedad (en mayor medida que los carbohidratos o grasas dietarios), que puede conducir a una disminución de comidas posteriores, aumenta la termogénesis, influye en la disminución de los niveles de ghrelina (una hormona que estimula el hambre) y el aumento de la secreción de péptido YY y péptido-1 (hormonas que reducen el hambre), tiene efectos directamente en la conservación de la masa muscular.

Carne roja: mejora la vitalidad y la resistencia

Los adultos mayores a menudo sufren de sarcopenia (pérdida degenerativa de la masa muscular esquelética) y obesidad sarcopénica (reemplazo del músculo esquelético perdido con grasa). El aumento del consumo de proteína de alta calidad a partir de una mediana edad es necesario para mantener la calidad de vida asociada con la masa muscular adecuada y la fuerza. La proteína cárnica mantiene o aumenta la masa libre de grasa al favorecer un efecto estimulante en el anabolismo de proteína muscular. Los aminoácidos que aporta la proteína cárnica son esenciales para la síntesis de proteínas. Se ha demostrado que la suplementación con leucina aumenta la síntesis de proteínas musculares en adultos mayores. Un examen en mujeres de edad avanzada demostró que el entrenamiento de resistencia combinado con el consumo de carne tuvo como ganancias el aumento de en la masa total del tejido magro del cuerpo, en comparación con una dieta basada solo en pasta o arroz.

Carne roja: fuente de proteínas de alta calidad y nutrientes esenciales 

Consumir proteína cárnica puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas como obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y osteoporosis, además apoyan el mantenimiento de masa muscular en ancianos y aquellas personas que son físicamente activos.

La carne de res y cerdo se encuentran entre las principales fuentes de proteínas, hierro y una gama de otros nutrientes claves en la dieta de las personas. Por mencionar algunos de los nutrientes, estos son: vitamina B12 (reduce el riesgo de desarrollar anemia megaloblástica y la enfermedad neurológica irreversible causada por su deficiencia), el zinc (importante en el crecimiento celular y la replicación, osteogénesis e inmunidad), apoya el desarrollo cognitivo y el funcionamiento en niños y adolescentes.

Además, en un estudio se demostró que en comparación con aquellos que no consumen carne, los consumidores de carne tienen mayor ingesta de proteínas y vitaminas A, C, B6 y B12, niacina, fósforo, magnesio, hierro, zinc y potasio.

Por lo anterior, podemos concluir que incluir proteína cárnica en la dieta, como una fuente importante de proteína de alta calidad y nutrientes esenciales, aporta grandes beneficios para la persona.

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Para mayor detalle de los estudios que se mencionan en este artículo te recomendamos visitar la fuente: 

Meat Science. Inclusion of red meat in healthful dietary patterns. Consultado el 30 de diciembre de 2020 de: https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S030917401400196X?token=274A8DAF524ECA18D22DDEBFCC5140D48FB6C41DF432938D19C89C93928D1FB0C3885DB32263A36737D940D9E1E9AD26 

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